-Vuelve a casa pronto, si es que recuerdas la dirección o mi número de teléfono.
Pensé algo... nací en la época equivocada, sí, quizá en otros tiempos anteriores a éste pude haber sido una irreverente revolucionaria con mucho por decir, con muchos amores exóticos y todo eso... todo eso que ya sabemos porque se convirtió en historia. Ahora me tocó errarle al asunto, sí, la gente revolucionaria de ésta época ni si quiera será contabilizada, no somos un target, no somos una estadística... moriremos en las sombras, en el descuido y destierro social porque digamos, todo ya está dicho asi que no importa cuantos penachos use por sombrero, ni cuánto escriba, ni cuanto escribas tú -que te sientes igual de diferente y perdido- nos tocó vivir en los tiempos del destiempo.
Seremos olvidados por lo bueno/malo que hicimos y lo que más duele en realidad no es propiamente lo anterior, no, existe algo peor: esta sed de amor de la nueva era, el desencuentro eterno.
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