domingo, 29 de agosto de 2010

Quiero enamorarme


Tenemos a tumblr, facebook, twitter y ya saben, blogger se convertió en nostalgias; todos alguna vez escribimos o intentamos escribir algo, algunos contamos historias entrañables, algunos nada más queríamos desahogarnos. Todos los demás, por supuesto, dijimos muchas pendejadas.
La idea de tener un diario-blog me parece de lo más interesante, primero que nada porque nunca sabes a ciencia cierta quién te lee y en segundo punto, porque nos hemos vuelto muy egocéntricos.

Lo que me gusta y me sigue gustando de blogger es que escribo, me pongo a escribir como si tuviera algo interesante por decir -aunque sea momentáneo- y esa idea se desarolla y trasciende; me acuerdo cuando mi maestra de Español decía "lo que se escribe perdura a través del tiempo" esa idea se me quedó pegada en la cabeza, ya saben, delirios de secundaria.

Últimamente he estado romántica y apocalíptica, no sé si exista esa combinación de ficción y realidad, no sé cuál sea el significado. Tengo la idea clavada de que debería escribir un chingo de cartas de amor -o algo así- el pedo es que no tengo a quién, lo cual es un jodido problemón.

¿A quién le escribes si no tienes un amor? sí, ya sé, podemos hablar de la revolución, la caída de la economía, los poemas sobre sangre y lucha. Toda esa basura del universo, darle un giro temático y convertirlo en algo hermoso. Pero de verdad, soy de esas cursis que considera "escribir" como un acontecimiento romántico, merece serlo.

Si no me enamoro no puedo escribir, no puedo. Mi único delito es enamorarme de alguien para poder escribir, quiero ese talento de nuevo. Por eso ahora escribo de cosas mundanas como la caída del muro de Berlín, economía mundial, política exterior, esas idioteces que nos hacen ver como "personas inteligentes" lo suficientemente lógicas y críticas. Bueno, ya me cansé de escribir ensayos coherentes y leer sobre teorías de economía. Me cansé de tratar de "cambiar el mundo" porque lo encuentro imposible, no hay nada más hermoso y adorable que yo le pueda entregar al universo, nada, solamente mi amor; en mi caso sería, el deseo de amor.

Yo nací para enamorarme y escribir al respecto. Supongo muchos se sienten así o se sintieron así, una emoción tan sencilla que después se desliza en la complejidad intelectual colectiva. Ah... la esperanza de encontrar una sola alma semejante que te recuerde: no todo esta podrido.

Tal vez no más quiero escribir cartitas de amor y ya.