Víctima de la moda, digo, de la monda...

Tengo ese fuerte presentimiento de que alguien me esta haciendo brujería malpedo porque en este tiempo todo, absolutamente todo me ha salido mal. O sea, ya no sé ni a qué o quién hecharle la culpa aunque para muchos lectores la única culpable sea yo y bueno, de que se muera mi nanita a que me muera yo, que se muera mi nanita ¿no?
Entonces, no quiero sonar víctima pero he perdido todo y ese pedacito de "nada" también lo he perdido y todavía... me doy el lujo de ponerme los moños. No sé que tan orgullosa me siento de mi misma. Si resistir y sobrevivir es orgullo entonces tengo un poquillo de eso.

Verán he tenido enfrentamientos tan fuertes y extremos que National geographic se queda pendejo, como cuando los pinches felinos se trepan unos sobre los otros para quitarse el pedacito de alce de las garritas. Mi vida actual es como un discovery channel pero sin sexo salvaje.

He perdido la brújula con la que solía guiarme, no sé qué siento de quién ni quién quiere qué y así en el fondo... si supiera ¿realmente me importa? asi que todos estos días he estado en actitud Silvia Plath, leyendo, escribiendo, sufriendo y cocinando. Nunca había experimentado la hermosa sensación de que cuando todo te salga mal aún tienes la opción de preparar brownies o alguna comida exótica con recetas de internet, mi vida es medianamente feliz porque puedo cocinar para curar mis penas. Qué cursi... pero existen cosas aún más cursis y más feas, como llamarse estrella y jamás conseguir luz propia, es uno de esos momentos en los que le agradezco a la vida que mi nombre sea sinónimo de puta o putita.