martes, 12 de mayo de 2009

Me dicen la reina del hielo...


Tal vez un día funcione y el mundo cambie; yo también cambiaré, tendré nuevos ciclos y haré cosas ridículas nuevamente. No sé, muchos sacrificios "redituables" por cumplir en estas vacasiones, asi que antes de decir "todo es una mierda predecible" mejor diré... todo es una mierda con posibilidad a mutar. Bueno, ¿qué me queda ya? al menos, encontré un libro en línea de Anne Sexton; aunque me entristece un poco no poder ver la exposición de Lempicka. Chingado, también he estado pensando en las inmesas ganas que tengo de ir a la Opera (aunque a veces sí te aburres y dices, chingado, qué lento) pero tiene ese lado hermoso y sutil, super romántico y no quieres dejar de llorar porque sientes tu corazón a mil por hora (como la novela de televisa) y... después, mucho después, después de ver la exposición de Lempicka, después de escuchar la opera, después nos vamos a un baresito de mala muerte y tocan drum n bass del más pesado, bailamos un poco, bebemos un tanto y al tomar el primer taxi chafa que nos lleve al departamento de mis amigas, ahí, en la sala, en un colchón inflable de 200 pesos comprando en la Comercial Mexicana, decides que es mejor idea que tú duermas en el piso y yo en el colchón. Seguimos hablando de lo chingón que es el DnB y la música electrónica, la opera, Lempicka, el art deco tan overrated, tú sabes, para decirte en tono bromista y sucio "Soy una chica un poco pedorra, eh, no te asustes" y tú te ríes y piensas "Pinche loca, me gusta". Me doy la vuelta, me cubro con la cobija y observamos a la menor distancia nuestras siluetas, y tú piensas que... y yo pienso que... sí, sería bueno que... tú sabes, yo sé que... pero ninguno hace nada porque así funcionan las cosas cuando dos cabezas son complejas o mejor dicho, cuando no existe un interés palpable (según mi punto de vista) y preferimos justificarlo todo, absolutamente todo, porque eso nos da una razón para mantenernos semi despiertos, aunque estemos agotados por tanto mal paso. 
En el letargo momentáneo, entre la vida y el ensueño prefiero imaginarte, ahí, observándome cuando tus movimientos te lo permiten porque el piso de la sala es helado y te carcome el músculo, te grito con mis ojos y sé que no puedes, es todo tan oscuro.  
Te imagino de tantas maneras, me engañan las sombras, sí, pero de igual forma sigo con la idea constante, penetrante, abundante en cada uno de mis sentidos, es casi tocarnos de forma ideática. Soy solo un infante, delirando sin razón alguna. No tengo lógica, ni esquema, sólo vivo por el momento y me guardo un poco, me silencio, flagelo éste sentimiento porque más miedo me da decirte que te subas al colchón conmigo, a retarme nuevamente en el silencio. Es así, me lo trago cual medicina putrefacta, pero nunca me he curado.
Volteas tu cabeza un poco, hechas un suspiro profundo, levantas suavemente tus brazos (los cuales apenas observo) y dices "buenas noches, duerme rico", te contesto con la frialdad de un "Igualmente..." y me sumerjo en el reinado nevado de la cobija blanca, toda mía, deseosa, pero toda mía. Me siento etre halagada y confundida, te compré el halago y sigo pensando, pensando, ideando, soñando... y la envidio tanto a ella, esa que te tiene cada noche, esa que se atreve a refutarme las innumerables ocasiones que ha sido tuya, sus derroches intelectuales, los grandiosos viajes que han emprendido juntos. Se atreve a contarme de tí y tus mañas, tus posibles, tus causas, de los dientes hasta el cabello, me describe el aroma y la sensación de sentirse amada por tí y sólo por tí. Ella, que aunque es mía y pertenece a mi cuerpo tiene más valor para tenerte cuanto quiere, ésta mente prisionera. Yo, yo ni si quiera me atrevo a volverte realidad, ni si quiera me he permitido conocerte.
 

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