jueves, 24 de septiembre de 2009

El último suspiro

Entre tú y yo creemos que existe un futuro aunque ni si quiera sabremos que estaremos vivos para ese entonces. Seguimos viviendo, existiendo y permitiendo todas las alucinaciones posibles; necesitamos un poco de esperanza. A veces nos hace daño, sí, -más daño que bien, de hecho- pero el mundo gira demasiado rápido para cuestionarlo todo. Nos tomamos de las manos, pies, o cabeza y creemos que nuestras neuronas se conectan en dimensiones paralelas. Seguro es un misticismo que la humanidad no estará preparada para descubrir en los próximos siglos, se perdería todo el encanto del encanto ¿no?, por lo que seguimos creyendo en lo tangible e intangible de las miradas, los encuentros, las casualidades y esa magia que se adhiere a la piel enardecida. El proceso nos revela las verdades y descubrimos, nos dejamos descubrir; destruimos y nos permitimos destruir, tomamos ese pedacito de órbita para convertirlo en algo tan perfecto que nos cuesta creer y se desvanece, renace, se desvanece. Todo siempre habrá de volver a un nuevo recinto y comenzaremos, tal como lo hicimos al principio. Esa vez que mencionaste mi nombre y yo me clavé en tus ojos tenues, nos presentamos sin ataduras, en la pureza del individuo quebrantando. A lo lejos se aprecia la sutileza de un acercamiento tan parecido al primero. Me gusta disfrutar de las carcajadas y los malos chistes, comernos a besos, comernos un hot dog con mucha mayonesa, volver a mirarnos, acariciarnos con frases y rozar las yemas de los dedos. Así, suave, el miedo decide postergarse y nos sentimos seguros, precisos y cuando más unidos hemos de estar menos lo estamos.Es el último derrame, el último suspiro que prefiere despedirse con el aliento de la bondad, recordando y huyendo despacio con su mejor rostro.Me miro en el espejo, no deja de gritarme a la cara el reflejo de tu “Adiós”.

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