Desperté con un discurso de Denise Dresser que me hizo sentir menos Lisa Simpson y más Lolita. El largo camino de la vida por la vida en México es tortuoso e implacable (como los "metiches implacables" de
hasta en las mejores familias) pero es momento de tomar postura sobre las cosas, y a ver qué pasa, total, nunca nos han comprendido y qué más da... otro año de incomprensión, de ridículos, de luchas escandalosas -o en silencio- si no habrá a quien contárselas como oración de media noche.
Me he quedado por horas leyendo, analizando, pensando, sintiéndome responsable de mínimos detalles y creo que ya no me interesa lo de antes, porque ahora sólo quiero lo de ahora y ésto de ahora es nuevo, mágico; inclusive, me atrevo a ver lo de antes con un caleidoscopio, hasta pareciera romántico. Sí, "qué pobre" pero uno aprende que teñirse los labios de rojo no sirven para matar las malas costumbres. Aún así, me encanta pintarme los labios de rojo... aunque millones de mujeres lo hagan también.
¿Y qué mas dá, si no nos da para más? al menos corrimos mientras pudimos y soñé, que nadie es perfecto y que la justicia divina es sólo una probabilidad en la estadística de la esperanza.
Ya no me duele lo de ayer, no más lo aprendo para no caer. Pero, vivimos en un mar de posibilidades y de probabilidades, todo puede pasar (en teoría) hasta el hecho de reconstruir México y volvernos potencia mundial...